Las perspectivas de procesamiento de la quinua son mucho mayores si se considera el uso industrial y farmacéutico de algunos de sus componentes (de Bruin, 1964; Ariotti et al., 1976). Tal es el caso de la producción de colorantes naturales comestibles, a base de antocianinas (investigaciones realizadas en la Universidad de San Antonio Abad del Cusco demostraron que ciertas quinuas contienen hasta 1,5 a 2% de antocianinas). Y por otro lado existe también el potencial de uso de la quinua en la elaboración de medicamentos; sobre todo cuando se establezca con certeza su valor en el tratamiento tradicional de algunas enfermedades y se precise en el hombre el rol que la saponina de la quinua podría jugar en deprimir los niveles de colesterol, o en contrarrestar el mal de altura (hidropericardio e hipertrofia cardíaca), tal como ha sido demostrado en animales experimentales (Briceño y Castro, 1982).
En resumen, la excelente composición de los granos de la quinua que hoy en día la ingeniería genética está tratando de imitar al buscar la combinación genética de las buenas características de cereales y frijoles, ofrece una rica gama de oportunidades para el desarrollo agrícola, agroindustrial, económico y social de las zonas rurales andinas, cuando se armonizan avances en la producción, con los de agroindustrialización, comercialización, consumo y disponibilidad de insumos.
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