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lunes, 19 de agosto de 2013
ORIGEN Y DOMESTICACION DE LAS ESPECIES ALIMENTICIAS EN LA REGION ANDINA
La población de los países andinos debería reconocer y valorar que vive en uno de los ocho centros de domesticación de plantas cultivadas del mundo y que recursos como la papa y el maíz, originarios de esta ecorregión contribuyen a la alimentación del mundo. Sin embargo, existen otros cultivos con reconocido valor alimenticio que podrían explotarse más intensivamente.
Cada planta cultivada significa en este sentido un testimonio viviente y una clara evidencia de la cultura ancestral; muchas veces en controversia con los escasos registros arqueológicos, lingüísticos y etnográficos. Por ejemplo, los tubérculos andinos como la oca y el olluco acompañaron a la papa desde los inicios de su domesticación y tuvieron similar importancia agronómica; sin embargo quedan pocas evidencias arqueológicas de este proceso.
El proceso de domesticación tomó siglos y en algunos casos milenios hasta transformar una planta silvestre en una domesticada para los fines que la sociedad exigía y requería. Este proceso se complementó con el intercambio de material genético entre regiones, naciones y continentes. Una de las experiencias más destacadas en la historia de la búsqueda de plantas es la aventura de Cristóbal Colón, quien al tratar de encontrar un camino más corto y tener acceso a las especias de la India, llegó a un nuevo continente y en él encontró una exuberante vegetación constituida por plantas diferentes a las de Europa. No encontró las especias, sin embargo obtuvo otros cultivos que dio a conocer a su regreso a España.
Es importante mencionar que sólo después de 40 años de arribar a las diversas islas del archipiélago de las Antillas, Haití y México, las expediciones europeas avanzaron hacia la zona de los Andes. Es por esta razón que muchos de los nombres de las plantas comunes en las Antillas, México y América Central se aplicaron a las encontradas en los Andes, con prescindencia de los nombres autóctonos, en su mayor parte originarios del idioma quechua.
En la mayoría de las publicaciones se ha tratado con cierta especialización el origen, domesticación y evolución de una especie individual, como la papa y el maíz. Esta aproximación puede conducir a muchos sesgos y errores en entender el proceso mismo de la domesticación.
Así como ninguna persona se contentaría con un solo producto para su alimentación, ni iría a un restaurante pidiendo sólo arroz, trigo, frutas o carne; igualmente el hombre prehistórico buscó en su medio más de una especie vegetal o animal para su alimentación, complementando de esta forma su alimentación. Es lógico pensar que en un medio ecológicamente tan diverso como es el andino, su población tuviera que ir domesticando diferentes especies para poder encontrar los alimentos necesarios, y aún más, ir adaptando estos cultivos a diferentes condiciones climáticas, edáficas y culturales. De allí deriva la enorme importancia de los Andes como centro de origen y domesticación de un elevado número de especies.
En este capítulo se describen los orígenes y algunos de los procesos de domesticación de las plantas, asimismo los trabajos que tuvo que hacer el primitivo americano en los territorios andinos para lograr su dieta en base a la flora y los animales que se le ofrecían.
Algunas de estas plantas, como el maíz, la papa, la yuca, el camote y el frijol han recibido mayor atención de la ciencia. Basta mencionar que existen tres centros internacionales de investigación, dedicados únicamente a estas especies: el CIMMYT en México para el maíz, el CIAT en Colombia para el frijol y la yuca y el CIP en el Perú, donde recientemente se ha ampliado la investigación de la papa y el camote al incluir las raíces y otros tubérculos andinos (CIP, 1994).
Otras plantas, por el contrario, como la quinua, qañiwa, frutales nativos y hortalizas, han permanecido relegadas de la investigación y a pesar del olvido oficial durante 400 años, aún son cultivadas en las pequeñas parcelas de los campesinos altoandinos. En la actualidad se hacen numerosos esfuerzos por recuperar estas especies para la alimentación mundial. Las universidades regionales e institutos nacionales de investigación que reciben el apoyo de diferentes instituciones internacionales avanzan en los trabajos científicos, pero es necesaria una decisión integral para incluir los cultivos andinos en los programas de alimentación de la población andina. Otro esfuerzo necesario es la divulgación de las características agronómicas de estos cultivos, de su uso y potencial agroindustrial.
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