Revisando la tabla de composición química (ver anexo 1 del Capítulo IV) llama la atención el buen porcentaje de grasa que contiene el grano de tarwi seco (16%). Si a ello se agrega el alto contenido de proteína que es de 42,2% en el grano crudo y 44,5% en la harina, se puede apreciar como este grano podría constituir una materia prima interesante para la producción de aceite y de proteína para la alimentación, ya sea humana como animal.
Naturalmente, todo ello si es que se utilizan procesos tecnológicos que permitan extraer todos los alcaloides de los aceites y harinas proteicas resultantes. El interés se incrementa más aún cuando se observan los resultados de la evaluación biológica de la calidad proteica que se presentan en el Capítulo IV.
Por otro lado, Gross (1982) cita estudios hechos sobre la extracción industrial del aceite, usando hexano; este es refinado posteriormente mediante el desgomado, desamargado, neutralización, blanqueo y desodorización, dando lugar a un aceite comestible que contiene 5 ppm de alcaloides, lo cual no tiene importancia alguna desde el punto de vista toxicológico. La torta de lupino amarga y desgrasada resultante puede usarse en pequeñas cantidades para la alimentación animal o la elaboración de concentrados y aislados proteicos, aminoácidos, antibióticos, cola, hojas plásticas transparentes, etc.
La posibilidad de producir simultáneamente aceite y proteínas de alta calidad sin alcaloides ha estimulado el desarrollo de nuevas investigaciones que están en proceso (Gross, 1982).
Disponiendo de un concentrado proteico que contenga menos de 0,10 a 0,15% de alcaloides, es posible incluir hasta un 10 a 15% en la dieta de pollitos parrilleros. Con granos debidamente desamargados se ha podido alimentar truchas, peces que son sumamente sensibles a la toxicidad de las sustancias antinutritivas del grano.
En el Ecuador, Chávez y Peñaloza (1988) han investigado la posibilidad de producir tempeh, utilizando el Rhizopus oligosporus. El chocho o tarwi disponible en el mercado de Ambato fue procesado de la manera más tradicional para la eliminación del sabor amargo: remojo, cocción y desaguado. Luego, con un molino coloidal se separaron las cáscaras y se sometió a cocción a 92�C durante 10, 20 y 30 minutos; se enfrió a 37�C, se inoculó con el iniciador, se empacó en bolsas de polietileno y se incubó a 31�C. Así fermentado el chocho fue preparado para el consumo, añadiendo sal y friendo en aceite hasta que adquiriese un color dorado. Según Chávez y Peñaloza se vislumbran halagadoras perspectivas para la elaboración y comercialización de tempeh de chocho, inicialmente para abastecer a restaurantes y tiendas vegetarianas con un producto nuevo, atractivo y nutritivo.
Estas innovadoras tecnologías del tarwi también podrían abrir un interesante panorama para el desarrollo agroalimentario, siempre y cuando el agricultor logre buenos rendimientos y precios atractivos para el tarwi producido. Muchas de estas posibilidades podrían materializarse en la medida que la tecnología y la comercialización permitan que las agroindustrias de tarwi dispongan de buenos mercados para el tarwi procesado, ya sea como alimento (chocho desamargado, tempeh, etc.) o ingredientes alimenticios (aceite, harinas proteicas) o materia prima para el uso en la industria química (alcaloides).
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sábado, 18 de enero de 2014
Otras posibilidades de desarrollo agroindustrial
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