jueves, 23 de enero de 2014

POLITICA DE PRECIOS

Cualquier país que depende en un porcentaje significativo del exterior para su alimentación, es un país en riesgo de inseguridad alimentarla ya que se ha descuidado una de las actividades más estabilizadoras que es la agricultura desarrollada en forma sostenible.

El caso del Perú es uno de los más extremos: se importa más del 90% del trigo que se consume. Esta situación se repite en mayor o menor grado en los otros países andinos.

En estas condiciones, los cultivos andinos no se podrán fomentar dentro de un sistema que practica una política de subsidios a los alimentos importados y permite el ingreso indiscriminado de alimentos donados. Utilizar estos en forma estratégica para subsidiar los cultivos autóctonos llevaría a un proceso de mejorar y adecuar el actual sistema agrícola regional.

Establecer los precios adecuados es, sin embargo, una tarea difícil y compleja en el caso específico de los cultivos andinos donde se tienen niveles tecnológicos tan diferentes y aplicados a condiciones tan variadas.

El costo en todo caso está muy ligado a la zona agroecológica, la tecnología de producción y el manejo del cultivo, la cosecha y los precios de los insumos.

Salis (1985) ha comparado desde el punto de vista económico dos rendimientos diferentes, producto de los niveles tecnológicos propios para los casos de la quinua y del tarwi (Cuadro 78).

Se observa claramente que la utilidad económica está ligada directamente a los rendimientos obtenidos. Sin embargo, el potencial de productividad de estos cultivos está comprobadamente por encima de las cifras establecidas. En quinua, tarwi, qañiwa y amaranto se puede obtener un rendimiento de 2 t/ha. Esta productividad determinaría que los costos podrían estar alrededor de US$ 0,10 por kilo, que los haría competitivos con otros alimentos. Si se controlara el precio del trigo importado y las donaciones que se reciben, se podrían crear condiciones más atractivas y seguras para que el agricultor nacional pueda ampliar, adecuar las áreas de producción y mejorar la tecnología empleada.

En otras palabras, el proceso de cambio tecnológico se puede dar aún en las condiciones deprimidas de los Andes, si es que se regula la política de precios y de las importaciones, apoyándose paralelamente la comercialización regional y nacional y los centros de abastecimiento de insumos (fertilizantes, plaguicidas). Este proceso sin embargo requiere una política de largo plazo muy estable.

Cuadro 78
Análisis económico del cultivo de quinua y de tarwi (en US$)

                  Cultivos

Indices
Quinua
Tarwi, grano seco
Rendimiento/kg/ha
650-1200
700-1200
Costo/ha
300-450
250-350
Precio kg
1,00
0,80
Valor bruto/ha
650-1200
560-960
Costo kg $
0,25-0,70
0,20-0,50
Utilidad $/ha
200-900
210-710
Fuente: Salis, 1985; actualizado a precios de 1995
En los últimos años se han sugerido en el Perú precios de refugio para la quinua y el amaranto; sin embargo falta fijar las normas técnicas de calidad y promover su consumo intensivo. Un especial esfuerzo se realiza en Ecuador, habiéndose regulado las calidades de quinua y su precio.
La situación de los tubérculos andinos es semejante, debiéndose considerar que la harina que se podría producir a partir de los excedentes, podría orientarse a reemplazar en parte el trigo importado.
El área de terrenos que se dedican a los cultivos andinos subexplotados no está consignado adecuadamente en las estadísticas nacionales. Se reconoce sin embargo que se han producido aumentos importantes en la superficie cultivada de quinua en Bolivia, bordeando las 40.000 ha.
En el Perú se ha registrado un incremento en el cultivo del olluco. De igual manera, el fomento del cultivo de quinua y melloco en Ecuador permite tener excedentes de quinua que se vienen exportando a mercados de Estados y Europa.

Un cultivo que ha permanecido relegado es el lupino cuyo consumo no se ha incrementado como podría esperarse de una especie que es incluso superior a la soya en valor nutritivo.

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