viernes, 1 de noviembre de 2013

Mejoramiento - Tomate de Arbol

El cultivo del tomate de árbol es promisorio, debe ser objeto de investigación y experimentación y expandirse los cultivos comerciales que permitan generar nuevas tecnologías.

Las limitaciones están determinadas por el estado tradicional del cultivo, antes que por las características de la planta.

El estado actual se caracteriza por:

� falta de identificación de cultivares;

� ausencia de técnicas de cultivo a nivel comercial y de manejo de plantas (técnicas de poda y regeneración de plantas);

� cultivo limitado a huertos familiares; y

� presencia de enfermedades micóticas (oidiosis) y plagas de insectos que atacan las hojas.

Se ha detectado que la especie no es muy estable en las características obtenidas por selección como son color, tamaño, dulzura de los frutos y rendimientos. Sin embargo, es necesario reconocer que aquellas características han sido detectadas en cultivares desarrollados fuera del área de dispersión natural (Nueva Zelandia) donde pueden haber influido factores ecológicos.

Mediante investigaciones para su mejoramiento se podrían:

- obtener plantas con período de floración adelantado;

-buscar técnicas de poda y activación de yemas durmientes;

- eliminar la dominancia apical a temprana edad para originar una ramificación a menor altura. Las plantas después del segundo año de vida presentan muchas yemas durmientes en la parte inferior de las ramas que al activarse forman ramas nuevas e incrementan la producción;

- reconocer la variabilidad genética de la especie en el ámbito de su distribución geográfica natural y de las especies afines, para seleccionar cultivares e intentar obtener híbridos; e

- investigar la biología floral e identificar el posible papel de los insectos polinizadores.

El tomate de árbol se conoce únicamente en estado cultivado. Las poblaciones muestran variabilidad en la pigmentación del follaje tierno, de color, forma y espesor del mesocarpo del fruto. Algunas tienen en el mesocarpo grupos de células silicosas, lo cual disminuye la calidad de los frutos. Según los agricultores, el color del follaje verde amarillento está relacionado con la producción de frutos amarillos, y el follaje verde purpúreo con la producción de frutos anaranjado-rojos. La forma de los frutos varía de subesféricos a ovoides con ápice un poco agudo. Investigaciones en este aspecto son necesarias para dilucidar la amplitud de la variabilidad y las relaciones fitogenéticas con especies silvestres (Sánchez, 1992).

Existen unas 50 especies de Cyphomandra que se localizan desde el sur de México hasta Argentina. Se consideran como especies afines al tomate de árbol C. bolivariensis y C. hartwegii. Esta última produce frutos comestibles, se cultiva esporádicamente y ha sido usada como patrón para injerto. Otra especie de frutos comestibles, C. cajanumensis, o casana, originaria de Ecuador, se cultiva en Nueva Zelandia.

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